Amaneció y creí que aun era de noche, la penumbra que invadía mi ser no dejaba ver la luz que buscaba brillar, pánico paralizante...y se congelaba cualquier brizna de resplandor, inquietante pesadilla que oscurecía... mi mirada fija, buscaba un horizonte ... nada que ver, nada que sentir, era sólo un profundo vacío el que me llevaba una y otra vez a este abismo que parecía no tener fin. No había esperanza, cada vez era más pesada la ancla que me mantenía atada a la oscuridad... de pronto una pequeña luz, menos que un destello, una pequeña chispa... un respiro... poco a poco se despegaron los parpados, ya no pesaban más, por fin se abrieron los ojos al nítido destello de la luz que vibra, el palpito repicante y el súbito ... DESPERTAR!