Era esta tu sombra fría, estática figura de hombre, frígido e inmóvil, ahí justo en esa esquina aislado por tu martirio de pesares majestuosos, despertabas anhelo y curiosidad, tanto que tropecé en tus cimientos macizos y duros, donde solo encontré más frialdad y pesar, quería asegurarme de que eras un hombre y que al dejarme caer saldrías de la pesada carga de tu infierno a liberarme de mis lamentos... me equivoque cobarde estatua de parapeto, eterna piedra sin más...
No hay comentarios:
Publicar un comentario